El movimiento por el derecho femenino comenzó a finales de 1700 con la inglesa Mary Wollstonecraft, ella fue una de las pocas mujeres del siglo XVIII en establecerse como escritora profesional. En su obra argumentó que las mujeres no son por naturaleza inferiores a los hombres.
Bajo esta ideología, en 1848, el movimiento del voto femenino comenzó durante la Convención de los Derechos de la Mujer, efectuada en Séneca Fall, New York. Esto se detonó por la exclusión de las féminas en la décima quinta Enmienda Constitucional de 1870, donde se amplió el voto a los varones de la comunidad afroamericana.