El Museo de Arte Antiguo y Nuevo (MONA) en Hobart, Tasmania, ha reconocido públicamente que exhibió durante años obras falsificadas del pintor español Pablo Picasso. Las piezas se encontraban en una sala destinada exclusivamente para mujeres. Dicha sala fue clausurada en abril por una orden judicial que la acusó de discriminación hacia los hombres.
En una reciente revelación, se descubrió que dos de las obras, ubicadas en los baños femeninos, eran en realidad versiones pintadas por la artista estadounidense Kirsha Kaechele, quien también es comisaria del MONA. Las obras eran “Mujer acostada en el sofá” (1932) y “El almuerzo sobre la hierba” (1961). Esta última es una reinterpretación de la famosa pintura del impresionista francés Édouard Manet.
Kaechele admitió en una publicación en el blog del museo que había esperado “pacientemente tres años y siete meses” para ser descubierta por la falsificación de estas obras. La revelación surgió tras las preguntas de una periodista y de la Administración Picasso, que gestiona la copropiedad de las obras del artista español.
La artista explicó en Instagram que eligió falsificar pinturas de Picasso porque quería que los colores armonizaran con la decoración verde de la sala Ladies Lounge.
“Sabía que tenían que ser ‘Picassos’. Soy una gran admiradora de su trabajo y lo tengo en la más alta estima”.
También admitió haber expuesto otras piezas falsas, como joyas de plástico y una alfombra de poliéster. Asimismo, manipuló muchas de las historias que acompañaban a los objetos.
La respuesta del público ha sido variada, desde acusaciones de “deshonestidad y falta de ética” hasta consideraciones de la acción como un “brillante” desafío.
El MONA decidió cerrar temporalmente la sala Ladies Lounge después de que un tribunal de Tasmania dictaminara que era discriminatoria.