El actor Johnny Depp atraviesa un momento muy delicado en el terreno personal marcado por el final de su matrimonio de 15 meses con Amber Heard y la muerte de su madre, Betty Sue Palmer, que falleció el pasado viernes a los 81 años en su casa de Los Ángeles a consecuencia de una larga enfermedad. El mazazo por la pérdida de su madre, con quien Johnny mantenía una estrecha relación, ha resultado aún más duro ya que solo dos días después su mujer solicitó el divorcio alegando “diferencias irreconciliables” entre la pareja.
La delicada salud de Betty fue precisamente el motivo por el que Johnny y Amber decidieron casarse en una ceremonia civil en su casa de Los Ángeles para que su madre pudiera estar presente cuando se dieran el ‘sí quiero’, tras la cual viajaron a Bahamas para organizar una boda por todo lo alto.
La estrella de Hollywood incluso se tatuó un corazón en el brazo izquierdo con el nombre de Betty dentro, además de comprarle una granja en Kentucky en 1995 por la que pagó un millón de dólares.
Los últimos meses no han sido precisamente los mejores de la vida del intérprete ni en lo personal ni en lo profesional. Además de romperse la muñeca durante el rodaje en Australia de la nueva entrega de ‘Piratas del Caribe’, Johnny se metió en líos tras saltarse las leyes del país metiendo en territorio australiano a los perros de su mujer a bordo de un avión privado, sin pasar antes el obligatorio periodo de cuarentena.