Las actividades al aire libre y la vida cotidiana pueden llevar a encuentros inevitables con insectos, cuyas picaduras varían en gravedad. Los mosquitos, por ejemplo, son comunes en áreas húmedas y sombreadas, dejando protuberancias rojas que pican intensamente.
Según el Dr. Jasjot Johar, experto en medicina de emergencia de Banner Health, estas picaduras pueden causar mayor hinchazón en los niños y en áreas sensibles del cuerpo, además de transmitir enfermedades como el Zika y la malaria.
En áreas boscosas, las garrapatas son una amenaza debido a su capacidad de transmitir enfermedades graves como la enfermedad de Lyme.
Estos insectos prefieren zonas cálidas y húmedas del cuerpo. El Dr. Johar aconseja retirar las garrapatas con cuidado y consultar a un médico si se desarrollan síntomas preocupantes, como fiebre o erupciones.
Las chinches, que pueden infestar camas y muebles, suelen picar durante la noche, causando bultos rojos y picazón.
Aunque las picaduras de insectos pueden no siempre ser evidentes, es importante estar atento a signos de infestación. Las arañas, aunque generalmente no agresivas, pueden causar picaduras dolorosas. Las especies venenosas en América del Norte, como la viuda negra y la reclusa parda, requieren atención médica si se producen picaduras.
Además, las niguas, que son pequeños ácaros, y las pulgas, que suelen transmitirse a través de mascotas, pueden causar picaduras intensamente pruriginosas. Las hormigas bravas, comunes en jardines y parques, pueden picar varias veces, provocando bultos dolorosos.
Para tratar estas picaduras, el Dr. Johar recomienda lavar el área afectada, aplicar compresas frías y usar cremas antihistamínicas para aliviar la picazón.
En casos de reacciones alérgicas graves, es crucial buscar atención médica inmediata. Las personas con alergias conocidas deben llevar un autoinyector de epinefrina. Si bien la mayoría de las picaduras son menores, estar preparado y saber cómo tratarlas es esencial para prevenir complicaciones graves.