Se regalan gatitos” Una frase que de primera impresión, podría ser una acción con buena intención, pero que si se analiza a fondo, la conclusión es que el problema de la sobrepoblación canina, también afecta a la población felina. Esto porque después de un tiempo los gatos se convirtien en parte de la comunidad feral, es decir, su origen proviene del abandono de una mascota días, meses o años antes y que ante la falta de esterilización, comienzan a reproducirse sin cuidados, quedando en vulnerabilidad ante el riesgo de vivir en la calle y tener que sobrevivir en ella.
De igual forma, existe el otro lado de la moneda, algunas personas son tan amantes de estos animalitos que tienen “cathijos” y desarrollan una maravillosa relación, para muchos ideal, ya que los gatos suelen ser más inde- pendientes y menos demandantes que otras especies.
Sin embargo, igual que muchos animales, algunos llegan a depender de su mejor amigo, padre o madre humanos que también suelen tenerlos en las mejores condiciones, con mimos, comida y lugares especiales para dormir o treparse y arañarse a gusto en su rascador especial, que puede ser hasta de varios pisos.
Compartir la vida con un gato o gata es toda una experiencia. Con mucho cariño recuerdo a Cala, la gatita adulta de mi vecina, de quien me dijeron, “ten cuidado porque es muy huraña con los extraños” y fue todo lo contrario. Nunca había tenido gatos, así que confieso que al principio la trataba como a un perrito, pero eso fue especial para ambas.
Al llegar, corría a recibirme, con permiso de mi vecina, cenaba conmigo y después de ronronear alrededor de mis tobillos, terminábamos juntas viendo la televisión, pero de manera singular: recostada en mi estómago, sobre mi almohada con la cabeza junto a la mía o simplemente, patas arriba mientras le rascaba la pancita. A la hora de dormir, aunque deseaba quedarse, sabía que debía regresar a casa y brincaba por la ventana.
Así que comprar comida para gato, un arenero, juguetes con cascabel (que eran sus favoritos) y mimarla, fueron acciones que se convirtieron en parte de mi vida. Agradezco que me enseñara a disfrutar el mundo gatuno, a conocerlos, pero sobre todo, a quererlos.
Así que si deseas tener un gatito o gatita, ¡adopta! Es una gran experiencia que cambiará tu vida y por supuesto la de él o ella. De lo contrario, te invito a que ayudes a los rescatistas o asociaciones que se preocupan por los gatos, pues el alimento, la desparasitación y la esterilización son situaciones básicas que deben cubrirse.
Es básico hacerlo, pues muchos gatos, por su naturaleza, suelen salir a dar la vuelta cuando están en celo, por curiosidad y socializar con otros gatos o buscar una vida independiente. Algunos establecen un paseo diario como rutina, otros lo hacen de vez en cuando y regresan en un par de horas o de días y otros simplemente desaparecen con la incertidumbre de saber qué les pasó.
Por eso, es muy importante esterilizarlos, que cuenten con su collar y placa o bien, si forman parte de una comunidad feral y los alimentas, tratar de buscar ayuda para vacunarlos, esterilizarlos y tratar de buscarles un hogar.
Te invito a tomar conciencia y a que te animes a tener un gato o una gata, en verdad descubrirás una gran experiencia. El amor que dan es felinamente único. ¿Quién dice miau?