Este domingo, se vivió un evento histórico el balcón del Palacio de Christiansborg, donde Federico de Dinamarca fue proclamado como el nuevo rey. Este acontecimiento fue atestiguado ante una multitud de ciudadanos que se congregaron para ser partícipes de este trascendental suceso.

Entre llantos y glamour fue como Mary y Federico asumieron el cargo

Momentos previos a la proclamación, Margarita II firmó la declaración de abdicación durante la reunión del Consejo de Estado, que tuvo lugar una hora antes de la aparición pública del nuevo jefe de Estado, Federico X, quien en un emotivo momento, se conmovió hasta las lágrimas, por la gran responsabilidad que le legó su madre.

Durante el tradicional saludo desde el balcón del palacio, Federico X hizo su entrada junto a su esposa, la ahora reina consorte Mary, quien deslumbró con un vestido blanco del diseñador danés Soeren Le Schmidt. Posteriormente, se sumaron a la escena Christian, ahora príncipe heredero, y los otros tres hijos de los reyes: la princesa Isabella, elegante con un abrigo rojo, y los príncipes Vincent y Josephine.

Así sucedió el beso entre Mary y Federico de Dinamarca

La ceremonia de proclamación estuvo llena de emotividad, especialmente cuando Federico X apareció en el balcón y sintió el fervor del pueblo, lo que lo llevó a secarse las lágrimas en más de una ocasión. Federico y Mary, tomados de la mano, saludaron al público, sellando el momento con un romántico beso que desató los gritos de felicidad de los daneses.

Tras la proclamación, Federico X tomó la palabra para revelar el lema de su reinado, una tradición que se remonta al siglo XV. Los daneses eligieron una frase que ha sido parte de su historia: “Unidos, comprometidos por el reino de Dinamarca”.

Durante su intervención, el rey Federico X dedicó palabras a su madre, la reina Margarita II:

“Mi madre, Su Majestad, la reina Margarita II, ha reinado en Dinamarca durante 52 años. Durante medio siglo, ha seguido el devenir de los tiempos y siempre será recordada como una reina extraordinaria. Mi madre ha logrado caminar a la par con su reino. Hoy, el trono continúa. Mi esperanza es convertirme en el rey unificador del mañana. Es una tarea que he abordado toda mi vida, una responsabilidad que asumo con respeto, orgullo y gran alegría. Haré lo mejor que pueda y llevaré adelante esta confianza que encuentro. Necesitaré todo el apoyo para lograrlo”.

Por: Asiel Valle