Su inesperada partida conmocionó a las multitudes
El pasado 28 de agosto una noticia conmovió al mundo entero, la muerte del afamado cantautor mexicano Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel, a causa de un infarto fulminante en Santa Mónica, California, causó gran impacto.
Tras el inesperado suceso, decenas de sus seguidores se dieron cita en el Paseo de la Fama de Hollywood para homenajear y despedir a la célebre figura. Algunos autos pasaban por el lugar con canciones de “Juanga” a todo volumen, mismas que eran coreadas, entre lágrimas y júbilo, por los que ahí se encontraban y en la estrella del ídolo había flores, veladoras, retratos y regalos.
En México se vivió algo similar.
En el Centro Histórico de la Ciudad de México, en Garibaldi, cientos de personas decoraron con rosas y obsequios la estatua que ahí se encuentra del Divo. Hubo mariachis que no dejaron de tocar sus canciones durante toda la noche.
El Presidente Enrique Peña Nieto instruyó que, de desearlo la familia, las puertas del Palacio de Bellas Artes estarán abiertas para realizar un homenaje post mortem.
La muerte de Juan Gabriel, al ser declarada por causas naturales, no dio motivo para iniciar una investigación ni realizar una autopsia. Aún así, la familia pidió discreción, respeto y privacidad para llevar a cabo su proceso de duelo y despedir a su muy amado Juan Gabriel.
El cuerpo del Divo de Juárez se encuentra en la funeraria judía Malinow and Silverman Mortuary en Los Ángeles, California, muy cerca del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX).