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Máscara de pestañas: una historia de innovación y belleza

Cada mañana, innumerables personas en todo el mundo comienzan su día aplicando cuidadosamente la máscara de pestañas, un producto de belleza que ha recorrido un largo camino desde sus humildes orígenes en el siglo XIX. Este icónico cosmético no solo embellece, sino que también ha dejado una huella indeleble en la industria.

De Bond Street al mundo

El viaje de la máscara de pestañas comenzó con Eugène Rimmel, un visionario perfumista francés que se mudó a Londres en 1834. Junto a su padre, abrió la perfumería House of Rimmel en Bond Street, donde desarrollaron algunos de los primeros productos cosméticos, incluyendo la máscara de pestañas. Rimmel no solo creó un producto revolucionario, sino que también inmortalizó su apellido, que se convirtió en sinónimo de máscara de pestañas en varios idiomas.

El éxito de Rimmel fue notable, obteniendo diez royal warrants de monarcas europeos, incluido uno de la reina Victoria. Este reconocimiento consolidó su reputación, y tras su fallecimiento en 1887, su obituario fue publicado en destacados periódicos. La empresa Rimmel permaneció en manos de la familia hasta 1949 y hoy es parte de Coty Inc., una de las mayores corporaciones de cosméticos del mundo.

En 1915, T. L. Williams introdujo otro hito en la evolución de la máscara de pestañas al crear la “Maybelline Cake Mascara” para su hermana Mabel. Este producto, hecho de polvo de carbón y vaselina, se convirtió en un éxito de ventas y cimentó el nombre de Maybelline como una de las principales marcas de cosméticos en Estados Unidos.

La innovación continuó con Helena Rubinstein, quien en 1939 desarrolló la primera máscara de pestañas waterproof para el equipo de natación sincronizada de Estados Unidos. En 1957, Rubinstein revolucionó nuevamente el mercado con la “Mascara-Matic“, la primera en tubo con aplicador incorporado, facilitando su uso y aumentando su popularidad.

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