La muerte de Hiromi Hayakawa Salas, ocurrida el pasado 27 de septiembre debido a complicaciones en su embarazo, lo que provocó que durante el parto su bebé muriera antes de nacer y posteriormente a Hiromi le vinieron cuatro paros cardiacos, consternó al medio del espectáculo por el repentino incidente, pero hubo alguien que lo vivió de cerca y que hoy está destrozado.
Se trata de su esposo, Fernando Santana, quien quiso que tanto Hiromi como su hija Julieta fueran incineradas y que sus cenizas fueran puestas en la misma urna.
Y aunque no había querido dar ningún comentario al respecto, el Diario Basta se encargó de publicar una conmovedora carta que el ahora viudo escribió para sus dos amores.