Un estudio realizado por la Universidad del Sur de Dinamarca ha demostrado que restringir el tiempo que los niños pasan frente a dispositivos electrónicos puede tener un impacto significativo en su bienestar emocional y social.
La investigación incluyó a 181 niños de entre 4 y 17 años de 89 familias, divididos en dos grupos: uno que redujo el uso de pantallas a tres horas semanales y otro que mantuvo sus hábitos habituales.
Los resultados mostraron mejoras notables en el comportamiento y el estado emocional de los niños que limitaron su tiempo frente a las pantallas. La intervención, que duró dos semanas, implicó la entrega de teléfonos y tabletas, y la reducción del uso de televisores y computadoras a un máximo de tres horas semanales en su tiempo libre. Esta medida promovió una mayor interacción social y actividades físicas.
La evaluación se realizó mediante el Cuestionario de Fortalezas y Dificultades (SDQ), encontrando una reducción significativa en las dificultades comportamentales y un aumento en la conducta prosocial. Las familias reportaron una mejora general en la interacción social y en el manejo de conflictos. Nava Silton, psicóloga del desarrollo, destacó que la reducción de la exposición a pantallas disminuye la sensación de aislamiento, depresión y ansiedad, además de mejorar el comportamiento.
Los padres observaron mejoras en la felicidad y el comportamiento de sus hijos. Michelle, madre de cuatro, comentó: “Mis hijos están más felices. El mayor a veces quiere quedarse en casa y ver televisión, pero los demás disfrutan más tiempo al aire libre socializando”. Se alentó a las familias a buscar actividades extracurriculares como kárate, baloncesto y danza para mantener a los niños activos y socialmente comprometidos.
Aunque el estudio mostró resultados positivos a corto plazo, se necesitan más investigaciones para determinar si estos efectos son sostenibles a largo plazo.